jueves, 29 de abril de 2010

CHELO CANDIA Y SU RIGOR MORTIS


HISTORIETAS / CHELO CANDIA

Un brindis con la Parca

El documento dice que se llama Marcelo Gabriel Candia, nacido sobre el fin del invierno de 1968 en Allen, corazón del Alto Valle de la provincia del Río Negro. Pero fue a la vuelta de una esquina de esas calles de pueblo tranquilo, y tal vez escapando de un rin-raje, cuando encontró su verdadera identidad. Desde entonces es simplemente “El Chelo”.
Si se le pregunta su profesión dirá que es “dibujante”, lo cual es indiscutiblemente cierto, mejor dicho, relativamente cierto. Porque es también muralista, docente, escritor, productor y conductor radial, además de un enamorado de la poesía, lo que lo ha llevado a organizar desde 2004 el encuentro bienal (y binacional) “Conversaciones de Otoño”. Lo que se dice un hombre ligado al quehacer cultural.
Si se le pregunta adonde vive, dirá que es en Fisque Menuco. El nombre no figura en ningún mapa, pero es la denominación que los pueblos originarios le dieron a la hoy ciudad más importante de Río Negro: General Roca. Es que al Chelo no le gustan los genocidas, aunque estén instalados en la historia. Lo que se dice un hombre de ideas firmes, que no se doblega ante el poder.
Un ejemplo casero de ésta férrea voluntad, chiquito si se quiere, pero inconmensurable en sus resultados: Cinco días antes de comenzar las últimas “Conversas”, desde el municipio le quitaron el apoyo de varios miles de pesos por una actividad a la que consideraron poco conveniente, como visitar terrenos ocupados (Roca estará en acción pero de eso no se habla. Ver Tinta Nº 29). En esa circunstancia, y faltos de fondos, muchos hubieran suspendido el encuentro: Pero Chelo siguió firme y lo hizo, para beneplácito de los poetas y artistas plásticos, pero en desmedro de su menguado bolsillo (En honor a la verdad, vale decir que nada de esto hubiera sido posible sin el incondicional apoyo de Silvia, la del apellido difícil y dispuesta siempre a remar contra cualquier corriente adversa. La misma que cuando se dio cuenta que solos no podían, tuvo a Luca hace 7 años y a Mati hace 4 para ayudarlos).

JUGANDO CON LA HUESUDA
Valga este largo introito (si es que el uso del idioma determina una época, no queda duda que con éste término somos viejos) para presentar el último libro de alguien que es uno de los mejores historietistas de la actualidad, y quien “sino es más conocido a nivel nacional se debe a que reside en el «interior» de la Argentina”, como bien señala Alejandro Aguado en el prólogo de “Rigor Mortis”, tal el nombre del libro de Chelo publicado hace poco por ese gran emprendimiento patagónico que significa “La Duendes”.
Cuando se dobla el codo de los 40 (- no piensa que está usando demasiados arcaísmos, usté) uno empieza a pensar en serio en el tema de la muerte, nos dice este artista que tuvo que hacer un libro para alzar su voz sobre eso que siempre se susurra.

- Ay, no, disculpe pero yo libros de humor negro no le leo, vió. –Pero quédese tranquila Doña Rosa, que este libro de negro sólo tiene la presentación nomás.
Y es que Chelo no se ríe de la muerte, lo hace con ella, como quien se toma una cerveza con un amigo en cualquier bar. Y con ella no sólo comparte bromas, sino también reflexiones que mueven a pensar y marcan la cancha sobre el lado que juega el autor, como esas muertes yendo de un lado para el otro reclamándole a Bush por explotador o esa otra que afila su navaja detrás del Papa pronunciando un discurso contra el uso de preservativos en África, donde más de 25 millones de personas han muerto a causa del Sida. Reflexiones sin medias tintas.

MUERTE ANUNCIADA
Como los platos de un buen restaurant, que siempre parecen poco, después de leer este libro dan ganas de pedirle al autor que siga haciendo más y más ediciones. Pero quédese tranquila doña, que el mismo Chelo en el final se encarga de aclarar que algunos personajes como Margarita (la muerte natural), Parquito (el perro) y Beibibú (el bebé) “han sido muy bien recibidos por los lectores. Y por mí también. Creo que merecen algo más”.
Hablar del libro daría para mucho más, pero esta nota, como todas las cosas en el mundo, es finita (no doña, finita en el sentido de que termina, no por su tamaño), por lo tanto tiene que morir.
Requiestant In Pace.

Alfredo Giménez


Los interesados en adquirir su libro pueden conectarse con el autor a chelocandia@hotmail.com
Otros trabajos del artista, porque no sólo en la muerte piensa el hombre, pueden verse en chelocandia.blogspot.com

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